No es novedad para nosotros los peruanos de que ahora se le esté echando el cien por ciento de la culpa de los accidentes de tránsito al hecho de haber ingerido alcohol. No es que estemos contra esa medida pero sí por el hecho de asignarle más culpabilidad de la debida. Recordemos que a los choferes particulares se les ha reducido la tasa máxima de 0.8 a 0.5 gramos por litro de sangre y a los choferes del transporte público a 0.25. Con la reducción drástica de este valor en los choferes del transporte público no hay problema por que ellos no deben presentarse mareados al trabajo y por lo general por que manejan violentamente debido a la forma establecida de operación. El caso de los choferes particulares es diferente ya que lo pueden hacer fuera de las horas de trabajo y no todos lo harán en forma agresiva.
Estamos pues nuevamente frente a un análisis del salto de la pulga. Ya en alguna oportunidad salió a la luz que muchos accidentes del transporte público urbano se debían a que los choferes eran “chatos” y que sus pies no llegaban con soltura a los pedales.
Por otra parte, ya nos olvidamos de echarle la culpa de los accidentes a los choferes del transporte público urbano, que por ser dueños del dinero recaudado manejan violentamente y a velocidad peligrosa, compitiendo por ganarse pasajeros ya que hay muchas líneas de buses que en el centro de la ciudad tienen tramos de ruta similares. Está pues descontado que ante la eventualidad de un accidente realmente ocasionado por la maniobra agresiva de uno de estos choferes, contra un auto particular a su costado y manejado por un conductor con sus traguitos y que no tenía alternativa de maniobra evasiva debido a la congestión vehicular, será este último el “responsable” del accidente por manejar en “estado de ebriedad” y el chofer del bus quedará impune ante esta ilógica medida reciente.
Y así, una vez más, con la amenaza de que no se maneje si ha bebido, nos iremos paulatinamente olvidando de la verdadera causa de la insoportable congestión vehicular y de los verdaderos causantes de la gran mayoría de los accidentes de tránsito en el centro de nuestra capital: los choferes del transporte público urbano. Realmente una sutil idea de los políticos de izquierda que defienden a capa y espada la informalidad del transporte público urbano por que así se da trabajo a una mayoría sin importar si el servicio se ha convertido en negocio, aparte de haberse encarecido y degradado. Nos preguntamos ¿Cuando comenzarán a poner camiones con barandas? Así el pasaje podría bajar un poco más.
La mayor tasa de accidentes no es ocasionada por el alcohol sino por la informalidad del transporte público urbano, por las razones ya expuestas y por la falta de estructura que ocasiona que haya un exceso de buses en el centro de la capital, debido al exceso de líneas pero, a su vez, que la cantidad de buses por línea sea insuficiente, lo cual redunda en un pésimo servicio en las zonas terminales, convirtiéndolo en un negocio abusivo ya que se tienen que llenar los pocos buses como latas de sardinas.
Ya van 18 años de suplicio con este abusivo negociado del transporte público limeño. ¿Cuantos años más tendremos que soportar para que se den cuenta de las verdaderas razones del mal?
Terminamos estas notas recordando que las verdaderas causas del anterior servicio formalizado, antes de 1991, se debieron, por una parte a una estructura de operación inadecuada y por la otra a la imposición abusiva por parte del Estado de pasajes subsidiados para favorecer a los usuarios, sin importar si con esta medida las empresas no podían trabajar con utilidades. Paradójicamente, ahora, con esta informalidad, el MML no es capaz de controlar las tarifas y los choferes cobran lo que les da la gana.
Carlos Reyna Arimborgo
carlos@creyna.com
Mis blogs
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Estamos pues nuevamente frente a un análisis del salto de la pulga. Ya en alguna oportunidad salió a la luz que muchos accidentes del transporte público urbano se debían a que los choferes eran “chatos” y que sus pies no llegaban con soltura a los pedales.
Por otra parte, ya nos olvidamos de echarle la culpa de los accidentes a los choferes del transporte público urbano, que por ser dueños del dinero recaudado manejan violentamente y a velocidad peligrosa, compitiendo por ganarse pasajeros ya que hay muchas líneas de buses que en el centro de la ciudad tienen tramos de ruta similares. Está pues descontado que ante la eventualidad de un accidente realmente ocasionado por la maniobra agresiva de uno de estos choferes, contra un auto particular a su costado y manejado por un conductor con sus traguitos y que no tenía alternativa de maniobra evasiva debido a la congestión vehicular, será este último el “responsable” del accidente por manejar en “estado de ebriedad” y el chofer del bus quedará impune ante esta ilógica medida reciente.
Y así, una vez más, con la amenaza de que no se maneje si ha bebido, nos iremos paulatinamente olvidando de la verdadera causa de la insoportable congestión vehicular y de los verdaderos causantes de la gran mayoría de los accidentes de tránsito en el centro de nuestra capital: los choferes del transporte público urbano. Realmente una sutil idea de los políticos de izquierda que defienden a capa y espada la informalidad del transporte público urbano por que así se da trabajo a una mayoría sin importar si el servicio se ha convertido en negocio, aparte de haberse encarecido y degradado. Nos preguntamos ¿Cuando comenzarán a poner camiones con barandas? Así el pasaje podría bajar un poco más.
La mayor tasa de accidentes no es ocasionada por el alcohol sino por la informalidad del transporte público urbano, por las razones ya expuestas y por la falta de estructura que ocasiona que haya un exceso de buses en el centro de la capital, debido al exceso de líneas pero, a su vez, que la cantidad de buses por línea sea insuficiente, lo cual redunda en un pésimo servicio en las zonas terminales, convirtiéndolo en un negocio abusivo ya que se tienen que llenar los pocos buses como latas de sardinas.
Ya van 18 años de suplicio con este abusivo negociado del transporte público limeño. ¿Cuantos años más tendremos que soportar para que se den cuenta de las verdaderas razones del mal?
Terminamos estas notas recordando que las verdaderas causas del anterior servicio formalizado, antes de 1991, se debieron, por una parte a una estructura de operación inadecuada y por la otra a la imposición abusiva por parte del Estado de pasajes subsidiados para favorecer a los usuarios, sin importar si con esta medida las empresas no podían trabajar con utilidades. Paradójicamente, ahora, con esta informalidad, el MML no es capaz de controlar las tarifas y los choferes cobran lo que les da la gana.
Carlos Reyna Arimborgo
carlos@creyna.com
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que se eliminen las combis, custer, micros y que se elaboren tranpostes mucho mas ordenados como el metropolitano y trenes. desgraciadamente la mayoria ke manejan micros custer etc no tienen conciencia de ke tienen un carro al volante y la mayoria no estan en reglas se meten por donde sea se paran en cualquier paradero es un desastre porfavor eliminen esooooooooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarPara escritor anónimo;
ResponderEliminarLa verdad es que todos pensamos igual en un comienzo y tildamos a los choferes del TPU como criminales en potencia. Tampoco pensamos en que las kombis, coasters y buses puedan operar de una forma civilizada. De hecho hay que eliminarlas. Pero esos mismos choferes serán los que operen al Metropolitano y sin embargo, su agresividad estará controlada, así como la suyaaaaaaaaaaa.
No se trata pues de botar buses a la basura y traer nuevos. Eso es negociado. Lo que hay que cambiar es la estructura de operación y eliminar la desreglamentación total que ya tiene casi 20 años mortificándonos.
Le sugiero por tanto, leer el artículo antiguo que acabo de volver a publicar para usted y que se titula:
http://creyna-transito.blogspot.com/2010/12/choferes-psicopatas.html.
Monarca736